"Reapareciste en mi vida como aquella flor, traspapelada entre las páginas de ese libro al que se retoman sus lecturas, como ese arpegio que nos remonta en la luz de su velocidad al instante oportuno, que inspiró aquel beso y luego, todo lo demás..."

viernes, 29 de abril de 2011

R E V E L Á N D O T E

A Ellos, por quien existo, Rocío y Germán...


Que esperás de lo que ya todos se aburrieron de esperar. Parece que llegaste tarde a esta revuelta, en este menjunje de absurdas redes, de cables ópticos enroscando tu vida más y más. Licuado tu cerebro de información estás listo ahora para desplegar tu próxima fobia. Date cuenta, nuevas socioadicciones acechan, ansían poseerte. Los interrogantes se manifiestan como revelaciones y es imperante saber, comprender, amar, disociar, repudiar lo que creés injusto. Aún callás incomprensiones para luego gritarlas en tu habitación, que aglutinada de pósters, limados grafitis y cuanto objeto te identifique, rendís culto como en un templo Tibetano... Luego pegás un portaso, mandás todo al infierno, a tu reciclador inconsciente. Ahora tu campo se libera, subís el volumen, tus auriculares cuelan la distorsión de un oído a otro, la piel se eriza, los tímpanos se saturan, implotan, algo hace que veas tu reflejo en esos acordes, las letras parecen hablar de tu historia, colisionás con tus ansiedades, tus tristezas, tus broncas, con el individuo que despertó.
No sos el perro de Pavlov. No sos un organismo que no reconoce las realidades que manipulan, sabelo. Ocultas están ahí, como en un juego de rol.  Tal vez seas el último eslabón de esta fatídica cadena o quien suelde las estructuras a los nuevos cimientos. Tal vez encuentres la veta para dar vuelta la bisagra al Sol. En tu psique está la fuerza, en tus manos los infinitivos talar o sembrar, deshacer o crear. Podés arrojar el celular si lo querés, apagar el televisor, desconectarte de la red. Esto no hará que enceguezcas, que el mundo se detenga, que no haya más videos o perfiles por conocer, que te sientas como un suicida desnudo en la cima de algún obelisco, sí que cesen tus tsunamis mentales aunque más no sea por unos segundos.
Agudizá tus sentidos, tus percepciones, ajustá el nudo de tus All St… intentarán derribarte, intentarán hacerte dependiente, limitar tus funciones a las de un robot, maniobrarte como a un zombie. Inculcarán temor, estudiarán en universidades las normas para doblegarte, para verte como un insecto numérico, abatido. 
Otra cosa te abstrae hoy, lejos de toda esta parafernalia, y es que no hay pocas probabilidades de que la chica del otro banco no te dedique por fin, su mirada. Mejor preparate para cuando lo haga, diría; te estremecerás, perderás toda noción de equilibrio, de reloj, tus pasos se elevarán del aula. Entregarte, será la mejor opción. Comprenderás aquello de “las mariposas en el estómago”, aquello de la dulce agonía del primer encuentro. Disfrutalo, no te avergüenses, tu instinto animal sabrá donde accionar, como compensar cada caricia, cada gesto, tus labios hallarán solos el camino a seguir, no habrá vuelta atrás en ello: ¿Tu corazón? …no volverá a ser el mismo.
Sentite humano ahora, aunque quede demasiado por recorrer, la jungla es mucho más que hierros recubiertos de cemento, trazos de cables y resbalosas alcantarillas. Sos libre. Andá. Emancipate como tus antepasados, poblá el ayer de nítidos recuerdos, cultivá un presente de prósperos hábitats. Podés lograrlo, lo sé; tengo fe en ello. Te diré pues, que hay una forma posible:  REVELÁNDOTE.

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David.