O C É A N O
De barcas que alguna vez reparé, fueron parte los remos que me acercaron a la costa. Así es esto del "piedra libre para todos mis compañeros": tan humano como marcharse y emprender el regreso, igual de cíclico como el Yin y el Yang, contradictorio como el ser humano... Natural, como sentir el alivio de todo el océano ahogándose en mis pies; el océano de alguien, el océano de nadie, el mismo que sostuvo entre sus brazos de olas todo el peso de mi hambruna, el mismo que devolvió de sus fauses salitres, toda la madera de aquellas barcas: algunas sin timón, por cierto, cedieron al arrastre de los remolinos y las corrientes. Otras, por el contrario, lejanos navíos ahora, imparten brecha entre el filo del horizonte y el tesoro encontrado bajo la arena de mis pies...
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David.