P A R A B R I S A S
Tu hechizo de encanto dormido entre la hierba. Fotos, sosegado a orillas de aquel océano ocre, reví. Escuchábamos Watch over you. ¿Recordás aquello? La brisa tentó un escalofrío. Viniste entonces, como ánima expuesta en la intemperie… Y sucedió: Mi lengua buscó la tuya. Como dejarlo entre renglones. ¿Lo hicieron? Ignoraba que el amor podía expandir tal dimensión. Fortuitamente transitábamos a un mismo cruce… Sabe Dios cuanto reímos. ¡Un récord! Absueltos de todo: Jugados ya, a desacelerar el tiempo.
La vida necesita hacer de nosotros, esto que somos. Enseñarnos, que no alcanza con el simple hecho de dar vueltas, como un disco de vinilo.
Aclarece. Llovizna a los alrededores… El espejo retrovisor se ciega a tus ojos. Vidrios empañados, dedos índice usan de pizarrón: Chicoos… Expresa rebeldía, en esos garabatos. Silencios del asiento trasero y un llegar, tangible. Transponiéndose: los mismos empedrados, las mismas gentes… Alguien se aproxima al auto: ¡Jefe! ¿Le sobraría un…? “Entre tanto, algo más imposible de desacelerar”.
-Hasta luego hijo.
Alguien me sorprende por detrás.
-Yo también hija. Te amo. Ahora Vayan.
Palmaditas en la cola…
Como mecanismo invisible a eludirnos, no apartamos la mirada hacia ellos. ¿Acaso? No importa ya.
Recuadro en un parabrisas tu desacierto, el mío. También los vestigios… El “negativo”, de aquella dimensión que creí; no podía dejar de expandir.
Del libro "NOSOTROS HOMÍNIDOS"



No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu comentario me ayuda a seguir en viaje... Gracias!
David.