R E G I O N E S
Transforman los climas, bastas regiones. Transgreden la música, los fallos masivos del hombre. Artes se nutren de esos ocasos. Vértigo, asfixia, involución. Provocamos la naturaleza porque nos creemos terratenientes. Partículas de aire somos, comprimidas en una frágil burbuja...
Si todavía estás en este mundo, gritá fuerte mi nombre: el ruido de las máquinas ensordece. Subsuelos como refugio, cavernas con pinturas rupestres, nada más importará. Una terminal enlazada, un humanoide sin reflejos; suficiente para un futuro obseso. Pronto apoyaré la palma de mi mano sobre la pantalla, para sentir tu calor. Hologramas verás entonces, de lo que por alguna razón se extinguió...
De norte a sur, de este a oeste, todo es software. Códigos infinitos, radiaciones, invisibles lanzas que nos atraviesan. Satélites escudriñan nuestra latitud. -La próxima vez hagámoslo en el sótano ¡alguien pudo habernos observado!-
En tus entrañas, desconsuelos anhelan lo simple. Fecunda encierros el exceso de información. En tu atmósfera, tormentas devastan cosechas, arrasan hogares, bosques arden... sucesos, como simulcop.
Transité asfaltos vacíos: -Ustedes lo hicieron. -Susurró el viento. Futuros de delito, desolación... Caminante sediento, en un mundo desértico, lo soy.
Como luciérnagas, brillantes ojos parpadearon en callejones ciegos. -¿Qué está ocurriendo con nosotros? -pensé. Aceptarme como parte del juego, es el comienzo. Armas en nombre de Dios. Holocaustos, exterminios. La guerra, como un juego de video... Distraído tu celular mirabas; mientras alguien, afianzado a su bastón blanco, aguardaba en el borde de la acera.
La noche transcurre. Desapercibe los sinnombre. Neones simulan astros que maravillaron antepasados en cielos arcaicos: nada sabían sobre “avances”; su retroceso queda más que justificado.
Políticos descansan. Filósofos insomnes. Los “otros”, como perros callejeros, recogen desperdicios. Templos, dogmas. Niños en los suburbios, en las plazas, en las estaciones. Arrastra una hoja titulares de catástrofes. Alguien pone en tu mano una estampita: -Dame lo que puedas...
Madres guarecen a sus hijos en los túneles de los subtes. El hall de los teatros representa el mismo guión. Mientras tanto, como roedor guarecido en su cueva, sigues en casa. Esperanzado a que tu vida cambie, con sólo encender el televisor.
Del libro "HOMOS, LOVE Y SOLES"



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David.